Atender es responder diferencialmente a una parte de todo el ambiente (Pérez, Gutiérrez, García y Bujedo, 2005).
Para poder enseñar a nuestros niños necesitamos establecer las condiciones necesarias. Por ello, uno de los primeros objetivos en la programación es aprender a responder a instrucciones simples. Por ejemplo, el terapeuta dice <<siéntate>> y el niño se sienta. El alumno aprendería una correspondencia entre lo que el adulto dice y lo que él hace.
(…) no es simplemente un seguimiento de instrucciones lo que necesita, sino más bien, el niño necesita que haya una correspondencia entre sus respuestas no verbales y el habla de otros. (Greer y Ross, 2014).
Mirar a los materiales, permanecer sentado, orientarse hacia el maestro o el contacto ocular, etc. son conductas de atención del niño que están guiadas por el comportamiento o la presencia del adulto. El entrenamiento de estas conductas es importante, ya que antes de presentar cualquier instrucción al alumno debemos asegurar que contamos con su atención para así poder enseñarle. De esta forma, el aprendizaje de las habilidades prerrequisitas o conductas de atencion permitirían crear un contexto adecuado para la enseñanza de nuevos objetivos.
Referecias bibliográficas:
Cooper, J.O, Heron, T.E. y Heward, H.L. (2014). Applied behavior analysis. Pearson New International Edition.
Greer, R. Douglas y Ross, Denise E. (2014). Análisis de la conducta verbal: Cómo inducir y expandir las capacidades verbales en niños con retrasos en el lenguaje. Grupo 5.
Pérez-Fernández, V., M. T. Gutiérrez-Domínguez, A. García-García y Gómez-Bujedo, J. (2005). Procesos psicológicos básicos. Un análisis funcional. Madrid: Prentice Hall.
Skinner, B.F. (1957, traducción 1981). Conducta verbal. Editorial Trillas.